Los polvos de maquillaje aseguran un make up duradero. En esta guía encontrarás los tips para lograr el efecto buscado.

polvos de maquillaje

Guía básica de polvos de maquillaje

En versión compacta o volátil, sellan y le dan una mejor terminación al make up. Acá, las claves para seleccionar el más adecuado.

Entre los productos básicos de maquillaje, los polvos tienen bien ganado su lugar de privilegio.

Especialmente porque son los aliados irremplazables para que el efecto de la base, el corrector y el iluminador no se vea deshecho en un par de horas y porque le dan el toque final a cualquier look.

Aquí te contamos los puntos fundamentales para aprovechar sus beneficios.

Los polvos traslúcidos no alteran el color, por lo que pueden usarse en múltiples tonos de piel.

¿Por qué los polvos son imprescindibles en las rutinas de maquillaje?

Acá, las principales razones.

  • Fijan y sellan los productos. Este es un principio clave para la duración del maquillaje. Por eso, siempre se deben aplicar después del resto de los productos.
  • Matifican. Ya que eliminan los brillos indeseados, producidos por la oleosidad natural de la piel, o por los productos aplicados previamente. Para obtener este resultado, un consejo es realizar pequeños retoques a lo largo de la jornada.
  • Corrigen el tono de la piel. La clave, en este caso, es elegir un producto con color. Para que el efecto no sea demasiado recargado y artificial, la recomendación es que este sea hasta un tono más oscuro que la piel. También hay que tener en cuenta que si el producto es muy claro otorgará una imagen demasiado pálida.
  • Mejoran la apariencia del rostro y emparejan el color. Las nuevas texturas, desarrolladas con pigmentos de apariencia más natural, aportan esta terminación, más sutil y tenue.
Un polvo ligero y suave que mejore el aspecto de la piel es un producto imprescindible para tener en tu maletín.

Distintas presentaciones: ¿cuál elegir?

Cada variante tienen usos particulares porque cumplen con distintas necesidades del maquillaje.

Polvos sueltos

También llamados volátiles, tienen una textura ultra liviana, similar a la del talco o la harina. Cumplen la tarea de sellar el maquillaje y son el punto final de un look profesional.

Los traslúcidos parecen blancos al mirarlos, pero no alteran el color de la piel ni del maquillaje cremoso aplicado previamente. Si se prefiere, hay presentaciones con color.

La mejor forma de utilizarlos es con una brocha gruesa y suave. Se debe colocar una pequeña cantidad de producto sobre las cerdas, retirar el exceso sobre la palma de la mano y luego, disponer en la piel con toques bien ligeros.

Un tip para no pasar por alto: controlar la cantidad de producto asegurará los mejores resultados.

Polvos compactos

Esta versión en cambio, es prensada y por eso, ocupan menos espacio dentro del maletín de maquilladora o del kit de maquillaje personal.

Sus características principales: aportan mayor cobertura que los volátiles, otorgan color a la piel y son más prácticos para manipular. En las pieles más cuidadas e hidratadas, se pueden utilizar sin una base previa.

Lo mejor es colocarlos con una brocha, sobre toda la superficie del rostro. Para hacer retoques puntuales a lo largo del día –fundamentalmente en la zona T – se puede recurrir a la esponjita que viene con el producto.

El dato extra: al ser libres de aceites, están indicados para las pieles oleosas o con acné.

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