María Lanusse: de alumna a maquilladora
Licenciada en comunicación y marketing, comenzó realizando un curso de maquillaje como hobby, pero jamás imaginó que su amor por hacer sentir a las mujeres más bellas se haría su segunda profesión. Feliz con lo que la vida le propuso, sigue progresando y perfeccionándose en esta nueva carrera.
“Mi prima me comentó en el 2008 que había hecho el curso con Bettina Frumboli y que estaba muy bueno. No lo pensé más y me anoté, hacía rato que lo tenía en mente. Mi idea era hacer de mi hobby una alternativa laboral. A los 4 meses ya estaba maquillando a todas mis amigas. La aceptación del resto y la fascinación de todas ante el cambio, me motivaron a perfeccionarme cada vez más y más”, recuerda con mucha satisfacción María Lanusse, Mery para los conocidos, a quien la vida le dio un giro totalmente inesperado, gracias al apoyo de su familia y amigos que creyeron en su sueño.
Su perseverancia y la pasión a la hora de aprender la llevaron a escalar cada vez más alto en el mundo del make up, habiendo encontrado en élsu canal de expresión, tal como ella misma lo describe.Es que Mery sintió, desde pequeña, fascinación por el maquillaje y el cabello, pero su amor por ellos sólo se remitía a admirarlos, ya que antes de comenzar el curso no sabía ni cómo agarrar un pincel, según confiesa entre risas.
“Lo que más me gusta de maquillar es improvisar, crear según rasgos, necesidades y vestuario. Lo más gratificante de esta profesión es la diversidad. Ninguna cara es igual a la otra, somos todas diferentes y cada una necesita un make up distinto. Por eso está bueno ir creando a medida que vas maquillando y no hacer algo por libreto. Las caras sugieren, y el estilo se encuentra con la persona delante de uno”, expresa con emoción María, recordando lo que aprendió en su paso por las clases de Frumboli Estudio, que hoy aplica con sus clientas.

María maquilló para la tapa de revista Sophia a Isela Costantini.
Más allá de sus tardes como maquilladora, Mery sigue ejerciendo su labor como licenciada en comunicación y marketing, a la que acaba de sumarle la más ardua y linda de las tareas: ser madre de un varón.
Entre mamaderas, computadoras, brochas y pinceles recuerda con cariño su paso por el curso de maquillaje profesional. “Me dio muchas satisfacciones porque no sólo aprendí de las mejores profesionales y nos divertimos mucho sino que hoy en día conservo a mis amigas del curso y somos un grupo muy lindo. Siempre destaqué la generosidad de Bettina en mostrarnos todos sus tips para que nuestros make ups fueran perfectos. Sin embargo, el secreto está en el entusiasmo que uno le pone. Está claro que eso marca la diferencia, como todo lo que uno hace”, finaliza la maquilladora.